El desarrollo de la alimentación
El desarrollo de la alimentación debería ser un proceso que suceda de forma armoniosa en los bebés, transicionando de la lactancia a la alimentación complementaria de forma natural y sin dificultades.
Tradicionalmente, estas transiciones entre la forma de presentación de los alimentos en el niño ha pasado siempre por iniciar el contacto con alimentos triturados como papilla lisa que le daba el adulto(1) , pasando a purés más gorditos y posteriormente a alimentos sólidos a medida que el niño va desarrollando sus funciones loromotoras (ver tabla 1 (2)).
Actualmente, tras la recomendación de la OMS de retrasar la alimentación complementaria hasta los 6 meses, fecha en la que se estima que el niño está suficientemente desarrollado para ingerir otros alimentos diferentes a la leche (3), han surgido nuevas corrientes como el baby-led weaning, en las que el niño experimenta por sí mismo con la comida, presentada desde el inicio en forma de sólidos grandes que él puede coger y llevar a la boca (1).
En estos momentos no existe un consenso sobre cuál es la mejor forma de transición, ya que hay que tener en cuenta que estas edades son orientativas y que existe un fuerte componente cultural a la hora de definir qué alimentos se introducen en cada etapa y la forma de presentación de los mismos. También es importante que la familia se sienta cómoda con el tipo de alimentación que decide aplicar a la hora de realizar el paso a la alimentación complementaria, ya que es importante que la experimentación con nuevas texturas y formas de presentación se realice de forma tranquila y garantizando la seguridad del niño, para evitar experiencias traumáticas como atragantamientos que puedan llevar a un rechazo posterior de los alimentos.
¿Qué problemas pueden aparecer durante el desarrollo de la alimentación?
Algunos estudios indican que entre el 25% y el 40% de los bebés y niños pequeños tienen problemas de alimentación, identificando entre estos cólicos, vómitos, alimentación lenta y rechazo a comer (4).
Hasta el momento no ha habido una definición de estos problemas que sea universalmente aceptada debido a la complejidad y variedad de presentación de estos trastornos. Sin embargo, recientemente un grupo de profesionales de distintas disciplinas ha propuesto en un artículo definir los trastornos de alimentación pediátricos como "una ingesta oral deficiente que no es apropiada de acuerdo a la edad del niño, asociada con disfunciones médicas, nutricionales, de las habilidades de alimentación y / o psicosociales" (5).
Problemas orgánicos/factores médicos
Se encuentran en esta categoría las alteraciones o deterioro de las estructuras o funciones de los sistemas digestivo o gastrointestinal, cardiorrespiratorio y neurológico, que dificultan o impiden el adecuado desarrollo de la alimentación por la vía convencional (2,5).
Problemas nutricionales
Los problemas nutricionales que se pueden encontrar en los niños son: riesgo de malnutrición, sobrealimentación, deficiencia o toxicidad de micronutrientes y deshidratación (5).
Problemas conductuales
Los problemas de salud mental o conductuales en el niño, cuidador o ambos pueden influir negativamente en el desarrollo contextual de las comidas. Si el niño tiene un temperamento desregulado, existen trastornos del estado de ánimo, ansiedad o pensamiento desordenado pueden aumentar las respuestas conductuales disruptivas durante la alimentación (5). De la misma manera, si la situación genera situaciones de estrés y/o ansiedad en el cuidador, estos factores pueden influir en la forma en la que éste aborda la situación de alimentación, pudiendo originar prácticas de crianza excesivas o autoritarias que no favorecen un desarrollo saludable (5).
Problemas sensoriales y/o motores
Los problemas sensoriales en los niños suelen hacerse más evidentes en el momento de la transición de la lactancia a la alimentación complementaria, ya que es un proceso cargado de nuevas experiencias sensoriomotoras para los bebés: el descubrimiento de nuevas texturas, sabores, colores y consistencias, fomentará que el niño vaya desarrollando las funciones oromotoras necesarias para el correcto desarrollo de la deglución.
Cuando existen dificultades de integración sensorial (hiperreactividad sensorial), suelen ser frecuentes los problemas de rechazo y selectividad alimentaria, caracterizados por la presencia de dificultades en el control y/o aceptación de ciertos tipos de alimentos (2): rechazo a llevar comida a la boca, bebés que cuando les das la papilla la dejan en la boca sin tragar, reflejo de vómito muy presente a pesar de que ya debería haber disminuído, etc. También podemos encontrar niños con hiporreactividad o problemas de percepción sensorial táctil y/o propioceptiva, en los que suele ser frecuente observar que meten gran cantidad de comida en la boca, no mueven el bolo de un lado al otro al masticar, los patrones de masticación son limitados, tragan todo sin masticar apenas, etc.
Cuando surgen rechazos o problemas en la alimentación, analizar los componentes sensoriomotores de los alimentos puede ayudar a identificar las posibles causas de dicho rechazo, y a seleccionar el mejor enfoque de intervención para superarlas (2).
Por otro lado, encontramos dificultades en el desarrollo de las funciones oromotoras, que puede estar relacionado con los déficit sensoriales o estar derivado de las alteraciones estructurales o funcionales presentes en casos de enfermedad o discapacidad. El deterioro en la adquisición de estas habilidades puede dar lugar a dificultades en el control del bolo, la manipulación y/o el tránsito entre líquidos y sólidos, pudiéndose observar también una ingesta ineficiente o desordenada, un control deficiente de líquidos y alimentos dentro de la boca, una formación y propulsión del bolo lenta o ineficaz, arcadas durante la formación de un bolo y presencia de residuos posteriormente al desguace de los alimentos (5).
Problemas en la adquisición de la autonomía personal
También podemos encontrar dificultades a la hora de adquirir las habilidades de autonomía necesarias para la alimentación independiente.
En niños con desarrollo típico, la edad aproximada de adquisición de estas habilidades puede encontrarse en la Tabla 2.
Será importante estar pendiente y observar si existe poca destreza en el manejo de los utensilios (tenedor/cuchara), si tiene dificultades para aprender a cortar con el cuchillo o usar las dos manos de forma coordinada.
¿Qué profesionales pueden ayudarme cuando hay problemas de alimentación?
Por lo general, en los problemas de alimentación en los niños solemos encontrar dificultades combinadas, que requieren de "una evaluación y tratamiento integral de 4 dominios complementarios estrechamente relacionados (médicos, psicosociales, habilidades de alimentación y complicaciones nutricionales asociadas)" (5).
Por lo tanto, será fundamental la presencia de un equipo interdisciplinar formado por:
- Médicos: encargados de identificar, diagnosticar y tratar al niño en caso de que existan causas orgánicas que dificultan la alimentación, y derivar al niño al profesional más adecuado para valoración de posibles dificultades añadidas o derivadas de los problemas orgánicos.
- Nutricionistas, valorar e intervenir en los problemas nutricionales que que pueden afectar negativamente el crecimiento, el desarrollo y la salud de los niños.
- Terapeutas ocupacionales: se encargarán de evaluar e intervenir si el niño tiene dificultades de integración sensorial que afectan al proceso de alimentación, así como de evaluar e intervenir en aquellas cuestiones relacionadas con la adquisición de habilidades de autonomía personal.
- Logopedas: se encargan de evaluar e intervenir en las dificultades relacionadas con la adquisición de habilidades oromotoras y demás funciones relacionadas con el proceso completo de deglución.
- Psicólogos: se encargarán de valorar e intervenir en las dificultades de alimentación relacionadas con aspectos conductuales o traumáticos en relación con la alimentación.
Si estos profesionales trabajan de forma coordinada, se podrán identificar las causas subyacentes del trastorno y recomendar la intervención más adecuada en cada caso, para ayudar al niño a superar sus dificultades con la alimentación.
Bibliografía:
- Gómez Fernández-Vegue M. Recomendaciones de la Asociación Española de Pediatría sobre alimentación complementaria [Monografía en internet]. Madrid: Asociación Española de Pediatría; 2018. [acceso 19 de febrero de 2019]. Disponible en: https://www.aeped.es/sites/default/files/documentos/recomendaciones_aep_sobre_alimentacio_n_complementaria_nov2018_v3_final.pdf
- Beaudry Bellefeuille, I. El rechazo a alimentarse y la selectividad alimentaria en el niño menor de 3 años: una compleja combinación de factores médicos, sensoriomotores y conductuales. Acta Pediatr Esp, 2014, vol. 72, p. 5.
- Organización Mundial de la Salud [sede web].Organización Mundial de la salud; 2018 [acceso 19 de febrero de 2019]. Alimentación del lactante y del niño pequeño. Disponible en: https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/infant-and-young-child-feeding
- Reau NR, Senturia YD, Lebailly SA, Christoffel KK. (the Pediatric Practice Research Group). Infant and toddler feeding patterns and problems: normative data and a new direction. J Dev Behav Pediatr. 1996;17:149–153.
- Goday Praveen S et al. Pediatric feeding disorder: Consensus definition and conceptual framework. Journal of Pediatric Gastroenterology and Nutrition, 2019, vol. 68, no 1, p. 124.